Vamos corriendo a todos lados, deprisa, con horarios, con estrés, agobios.
Hace unos días tenía que hacer gestiones y por supuesto fui corriendo a todos lados, en el metro me fijé en la gente de mi alrededor, todos deprisa, mirando el reloj, con cara de agobio. Al salir llovía mucho, todos parados en la puerta del metro, esperando a que terminara de llover para ir a sus casas, muchos enfadados porque no tenían paraguas ni nada con lo que cobijarse de la lluvia. Me puse música relajante que siempre llevo en mi Ipod, les mire, sonreí y salí del metro, mire para arriba, las gotas mojaron mi cara, sentí una tranquilidad, una paz, estaba relajada, tranquila, camine despacio por la calle note como poco a poco el agua me empapaba todo el cuerpo, algunas personas me miraron extrañadas, supongo que pensaron “y esta loca sin paraguas, mojándose y sonriendo” pues yo les diría, dejad de correr, es agua, no pasa nada si te mojas, disfrutad un poco de la vida, no corráis, pararos, observad, veréis cosas que no habíais visto por las prisas del día a día, escuchareis cosas que no soléis escuchar porque vuestros pensamientos neutralizan esos pequeños sonidos que te pueden hacer sonreír, el canto de un pájaro, la risa de un niño… tantas cosas que nos perdemos por las prisas.
Disfrutemos de la vida, porque pasa volando y muchas veces las pequeñas cosas son las que perduran en nuestros pensamientos y si vamos deprisa, no las podemos apreciar.